
Desde la perspectiva de una nueva conmemoración de la Gesta Heroica, que como chilenos resaltamos este 21 de Mayo, es de principio básico reconocer que nunca fuimos tan ajenos a su significado como lo somos hoy en día.
Si bien es fundamental tomar en cuenta que como el pueblo que somos, la desventurada juventud que nos embarga nos ha hecho transitar por múltiples ensayos de sistemas políticos y de ideologías no muy realistas frente a nuestra historia e idiosincrasia, no es menos cierto que durante los pocos siglos que tenemos de «vida republicana», la interferencia de otros Estados, Potencias y de traidores entre nuestros dirigentes, ha significado un evidente deterioro de la ya precaria, aunque necesaria, cohesión nacional. La dependencia económica nos mantiene subordinados a una política exterior que de ninguna forma nos ha sido favorables, lo cual se nota en la implementación de formulas que aunque generadoras de Crecimiento, han postergado en Desarrollo o en el peor de los casos han pretendido la igualdad en la miseria. Pese a todo lo anterior, es primera vez en nuestra historia documentada, que enfrentamos la posibilidad de desaparecer como pueblo, de acuerdo a la destrucción de una Identidad que aunque insuficiente para muchos, ha sido lo único que nos mantiene vinculados, unidos a este territorio y que nos diferencia de otros pueblos e identidades foráneas. Por desgracia todo esto está en peligro, a causa principalmente de grupos dirigentes que influenciados por concepciones narcisistas y filosóficamente deconstruidas, se han dado a la tarea de destruir todas nuestras bases sociales y culturales.
En este contexto, el sacrificio de Prat, Serrano y todos aquellos participantes del Combate Naval de Iquique, no es solo el referente de una acción valerosa en medio de una guerra, sino bien, la máxima expresión de sacrificio, deber altruista y consciencia de si mismo que puede manifestar un Hombre y cuyo ideal supera incluso su instinto de supervivencia. De ahí el contraste con nuestros días, periodo histórico plagado de sensibilidades absurdas, egoísmo caricaturesco y por sobre todo, pérdida de un sentido mayor de pertenencia.
Prat y los chilenos que lucharon aquella guerra iniciada en 1879, son reflejo absoluto de tiempos difíciles generando hombres y mujeres fuertes. En contraste y a falta de héroes y heroínas dispuestos a saltar al abordaje o a tomar trincheras de manos enemigas, en el presente nos queda toda una nueva generación de de «niñes llorones», resultado de tiempos mucho más fáciles y que paradójicamente sin poder saber como definirse, ni siquiera en el ámbito más natural como es la sexualidad, pretenden decidir y redefinir por un nuevo Chile, sin chilenos y más aún sin raíces.
Sumándose a los anteriores está el séquito de resentidos que intentando ganar espacios públicos de Poder, hacen gala de una ignorancia supina, mientras las fuerzas liberal-materialistas de Izquierda y Derecha terminan por destruir el legado de nuestros Héroes.

Es por esto que tras ver el penoso desplante de Gabriel Boric (a quien jamás llamaremos Presidente…), durante la ceremonia de Plaza Sotomayor, en Valparaíso, con motivo de las Glorias Navales, no nos queda más que reconocer nuestra responsabilidad como pueblo, por permitir que el vicio democrático entregara validez a un proceso absolutamente ilegitimo, como es la redacción de esta nueva Constitución y a la elección del mayor conjunto de personajes menos capaces para gobernar del que se tenga memoria.
Volviendo aún más atrás en el tiempo, es posible que el Ministro Don Diego Portales, acertara plenamente al señalar el riesgo que representaba la democracia frente a tanto vicio social, como los imperantes en su época y que dieron inicio a nuestra República (que por lo visto se repiten en nuestra época), pero no es menos cierto que frente a dicha decadencia, siempre son los actos heroicos, de entre los pocos elegidos para realizarlos y de casos especiales con pueblos destinados a encarnarlos, los únicos capaces de revertir procesos de destrucción social. Como el que afecta a nuestra Nación. Pienso que aún estamos a tiempo para hacernos cargo del problema, no solo mediante el plebiscito del próximo 04 de Septiembre, en el cual poco o nada confiamos, mejor sea dicho, sino que por los miles de chilenos que se mantienen dispuestos a un sacrificio, como supremo valor, no solo por ellos mismos, sino para aquellos que han de nacer.
Viva la Nación chilena!!!
Mauricio Olivares Tobar/ Editor de contenidos en Boca del Lobo

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