Son las 8 de la mañana, una mujer y madre sale de su casa junto a su hijo con destino a algún almacén. En el trayecto es interceptada por un hombre de no más de 30 años, armado con un cuchillo y dispuesto a todo con tal de arrebatarle el dinero y teléfono móvil. En cosa de segundos el hombre, un delincuente, separa a la madre de su hijo reduciéndola, mientras comienza el forcejeo y agresión homicida contra ella. El niño se encuentra a un par de metros de distancia presenciando la situación, desesperado, mirando cómo arrebatan la vida de su madre y sin poder defenderla. Finalmente el delincuente y ahora homicida cumple con su cometido, sustrae el dinero y otras pertenencias, para lo cual no dudó en apuñalarla en varias oportunidades, hasta quitarle la vida y en vista de que nadie intervino, se alejó impunemente del sitio.
Relato un día cualquiera en algún lugar del mundo.

Podemos visualizar a través de este relato, lo que se conoce como un “asalto con arma blanca”. En cualquier parte del mundo, este acto merecería un castigo, por tratarse de un delito contra la integridad y la seguridad de una persona, en este caso una mujer, hasta quitarle la vida. La falta es aún más grave por ser una madre junto a su hijo pequeño, quien no teniendo la oportunidad de defenderse resultó convertida en una victima fatal. Lo irónico de la situación es que delitos similares ocurrían periódicamente en aquel lugar y de los cuales ella misma habría sido testigo, sin que para ese momento significara algo más que un simple hecho anecdótico. Aquel delito no solo contra la víctima directa , si no también contra su hijo, lo cual provoca una herida aún peor, una cicatriz imborrable, como recuerdo doloroso, sentimiento de impotencia y rencor en la memoria de ese menor. Es de esta forma como un hecho de violencia termina escalando en sus consecuencias, consecuencias que como tales podrían presentar derivas difíciles de contener. Cual habría sido el resultado si el entorno como testigo de los hechos, hubiese actuado más allá del simple mirar? No podemos asegurar que las consecuencias no fuesen igualmente fatales, pero sin duda el sentido de des protección de las potenciales víctimas habría sido menor.
Indiferencia Social

Es la indiferencia social el peor delito ante la sociedad. Es la no reacción de las personas, ante un hecho delictivo o la indiferencia frente a otro. En este caso particular, de aquellos que en ese momento estaban presenciando lo que ahí estaba ocurriendo. Quizá algunas personas proferirán algún insulto, además de un par de gritos, pero la triste realidad es que nadie intervendrá finalmente, inmóviles, contemplando pasivamente como si se tratase de un video de YouTube, facebook o TikTok sin moverse de su sitio, inmóviles ante un crimen.
Una de las razones por lo que las personas son indiferentes ante un hecho delictual , que ocurra en el sector donde viven, es que en muchas oportunidades ellos saben perfectamente quienes son estos delincuentes, quizá algún familiar o conocido, por el cual sienten algún grado de lástima, ya sea por haber caído tan bajo consumidos por la drogadicción u otro vicio, o simplemente por temor, pues saben muy bien lo que son capaces de hacer por conseguir un poco de droga u otro vicio. Esta conducta pasiva ha invertido su forma de pensar, su visión para poder reaccionar ante determinados acontecimientos, la cual normaliza cualquier conducta que vulnere los valores básicos de respeto, protección y seguridad que por derecho se debieran de cultivar. Es esta cobardía y falta de un sentido altruista de justicia la cual representan como una sociedad inútil, para inconscientemente preferir defender lo indefendible, justificar lo injustificable, cuidar el bienestar y prosperidad de un delincuente por sobre un trabajador, una dueña de casa, persona de la tercera edad, incluso un niño.
Una sociedad indiferente, morbosa e ignorante sobre principios y derechos fundamentales es aquella que usa las conocidas proclamas políticas de frases como: “derechos humanos, desigualdad social, lucha de clases y discriminación” las cuales no comprenden en su totalidad y en su cotidiano vivir no aplican. Por esta razón son incapaces de generar un cambio en sus propios círculos. Pero si son capaces de dejar pasar las peores situaciones provocadas por sus cercanos o conocidos con tal de proteger su miserable bienestar. Qué sentido tiene vivir en un país si eres indiferente de quienes te rodean, si eres egoísta frente al sufrimiento y la vulnerabilidad de otros? Esta es la sociedad que instauró la indiferencia ante el delito y la cobardía pusilánime como estado de derecho, el cual se contrapone al valor de la justicia. Es el valor de la justicia un acto revolucionario contra la miseria y mediocridad del hombre moderno, acto que antepone su propio bienestar e incluso su propia vida por la vida de quienes han de venir.
Falsa solidaridad

Esta es la sociedad del egoísmo material, la cual actúa en contra de cualquier persona que interfiera con el éxito y bienestar individual. A nadie le importan sus padres, hijos, nietos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. Es más importante el éxito económico individual que el desarrollo colectivo. Esta es la cómoda, “prospera” y amada por ustedes, sociedad moderna. Fábrica de Zombis, sujetos presos de sus intereses personales, placeres y diversión, pero que carecen de lo más importante la preocupación por sus semejantes, y la voluntad de mejorarse a si mismos.
La causa de este problema existiría desde hace décadas. En este post no hablaremos de ello pues son más graves las consecuencias en las cuales la sociedad ha caído. Dichas consecuencias habrían sido tanto preocuparse y ocuparse solo del individuo y sus deseos, mientras olvidaba la sociedad y sus necesidades colectivas, bajo esa conducta pasiva, indiferente y egoísta todo terminaría por decaer.

Que tristeza e impotencia nos genera este estado de cosas y si bien la labor que realizamos como editorial es incentivar la lectura para generar de esta forma el propio discernimiento a través del estudio de diferentes temáticas, por sobre todo una mirada ideológica la cual juzgue con altura de miras los procesos destructivos de la sociedad de la cual somos parte, de esta forma nos permita tomar una decisión autónoma de cómo actuar en el futuro incierto que nos espera.
Paloma Gaby Rios Diaz
Directora de Ediciones Boca del Lobo.
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