«Varios años antes que Pedro de Valdivia iniciara la conquista de Chile, según el actual emplazamiento del territorio nacional, ya se encontraba activo el primer templo mariano del país. Se trataba de una pequeña ermita erigida en el poblado de La Tirana en honor a Nuestra Señora del Carmen. La fecha de su establecimiento es incierta, pero se sabe que fue fundada por el sacerdote mercedario Fray Antonio de Rondón».

Iglesia de San Agustín, Concepción.
Fotografía de julio del 2010.
Gentileza de José Miguel Cid Baeza.
Más tarde, en 1595 los padres Agustinos llegaron a Chile a la ciudad de Concepción e introdujeron la devoción a la Virgen del Carmen, fundándose ahí la primera Cofradía del Carmen, en 1648. Este fervor religioso se extendió rápidamente en el pueblo, siendo la Carmelita acogida con especial amor. Esto se manifestaba cada 16 de julio, día en que la Iglesia celebraba la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, y cuya imagen los padres agustinos sacaban en procesión por las principales calles de la ciudad de Concepción.
Dada esta confianza y amor especial del pueblo chileno por la Virgen del Carmen, es que comenzó a ser invocada en los escenarios más importantes de nuestra historia, y de manera muy especial en la lucha por la Independencia Nacional donde se pidió su maternal intercesión.
Batallas de Chacabuco y Maipú
Después del Desastre de Rancagua, ocurrido en 1814, vuelve a restablecerse el poder español. Los patriotas emigran a Mendoza, donde reorganizan el Ejército Libertador de Los Andes.
Existía entonces la costumbre de nombrar patrones protectores para las grandes tareas. «A pesar de las sugerencias de sus superiores, San Martín no nombró como Patrona del Ejército de Los Andes a la Virgen de la Merced. Primó su sentido práctico y el hecho de que la devoción a la Virgen del Carmen estaba muy arraigada en la provincia de Cuyo y que casi todos los soldados portaban el escapulario carmelita. Además, tuvo que considerar que numerosos oficiales chilenos eran miembros de la Cofradía del Carmen de Concepción, figurando entre estos los hermanos Francisco y Manuel Bulnes, Luis de la Cruz, Joaquín Prieto y Ramón Freire, entre otros. Para evitar disputas sobre este punto, encargó la decisión de elegir una Patrona para el ejército a una junta compuesta por los oficiales de mayor graduación, quienes después de reunirse y votar, le comunicaron a San Martín que la triunfadora había sido la Virgen del Carmen». (La Virgen del Carmen en Chile, historia y devoción. Myriam Duchens, páginas 59 y 60).

Terminada la guerra, el 14 de marzo de 1881, el General Manuel Baquedano –interpretando el sentir de todos los chilenos- concurrió ante la imagen del Carmen y colocó su espada victoriosa en sus manos, ante las aclamaciones de una gran multitud. Con este gesto, hizo entrega solemne de su espada de la victoria a la Patrona Jurada del Ejército de Chile.
Poco tiempo después, en el año 1887, Monseñor Ramón Ángel Jara -autor de la tradicional Oración a la Virgen del Carmen por Chile- concibió la idea de levantar un monumento de gratitud a la Virgen, en el propio Monte Carmelo. Con el bronce de cañones del Ejército chileno hizo fundir una imagen de la Virgen, la que -colocada en un monumento de granito- permanece hasta hoy a la vista de los peregrinos que llegan a rezar al monte santo.

La Historia de la Virgen del Carmen Patrona del Ejército de Chile recuerda que durante la batalla de Maipú en el fragor del Combate su imagen aparece en los cielos sobre el campo de Batalla, esta señal divina es tomada por el ejército libertador como una señal de Victoria por sobre el ejército realista.

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