
Articulos, Investigación y Exposición por Sac de Muñoz

En 1941, antes del ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y por ende antes de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, se publicó un libro titulado “Germany Must Perish” (Alemania Debe Perecer). Fue escrito por un empresario judeo-estadounidense de nombre Theodore N. Kaufman, quién plantea un programa de exterminio contra el pueblo alemán a través de la esterilización masiva. En su libro, Kaufman, compara a los alemanes con bestias salvajes que no merecen compasión, y según él, eliminándolos de la faz de la tierra se le haría un gran bien al mundo y se lograría la paz mundial. Ya que, según él, los alemanes eran causantes del mal y todos los conflictos bélicos de aquel entonces.
«La actual guerra no es una guerra contra Adolf Hitler. Tampoco es una guerra contra los Nazis. […] Es una lucha entre la Nación alemana y la humanidad. Hitler no es más culpable por esta guerra alemana de lo que fue el Káiser por la última. Ni Bismarck antes que el Káiser. Estos hombres no originaron ni continuaron las campañas de guerras alemanas contra el mundo. Ellos fueron simplemente espejos reflejando siglos de antigua lujuria innata de la Nación Alemana por la conquista y el asesinato en masa. Esta guerra está siendo librada por el pueblo alemán. Son ellos los responsables. Son ellos a quienes debe hacerse pagar por ésta guerra. De otra forma, siempre habrá una guerra alemana contra el mundo».
Kaufman desarrolla su tesis para el exterminio del pueblo alemán, y la justifica, basándose en un concepto que él denomina “El Alma de Guerra Alemana”, la cual otorgaba a la naturaleza del alemán, una maldad intrínseca que hacía de la guerra y la agresión constante contra sus “amorosos y civilizados” vecinos, una necesidad vital para la existencia de Alemania.
Para el empresario, esos rasgos se encontraban enquistados en lo más profundo del Alma de cada alemán, niño, niña, hombre y mujer, lo cual hacía prácticamente imposible que esa Nación conviviera en paz con el resto del mundo, llegando al grado de compararlos con bestias salvajes sedientas de sangre. Las siguientes imágenes son extractos de la edición de 1941 del libro. (Hemos traducido las partes más significativas)
Podemos remover a un tigre de su entorno natural, su madriguera en la jungla, y con mucha paciencia domesticarlo para que eventualmente responda a nuestras caricias, se alimente de nuestra mano y cumpla nuestras órdenes. Cuanto más consciente se vuelve en respuesta a éste condicionamiento externo, más equivocados estamos al creer que sus días de jungla han sido olvidados.
Este es un engaño fatal. Porque inevitablemente llegará el momento cuando el espíritu dentro del tigre lo impulse nuevamente al uso de sus colmillos y garras. En esa respuesta inexorable a esa irresistible fuerza del alma, el tigre vuelve una vez más a la tradición de la selva. Él se convierte, de nuevo, en un asesino. Y así es con la gente de Alemania. […] Ésta analogía de vincular a la gente de Alemania con una bestia salvaje no es una comparación vulgar. Yo no siento más odio personal por estas personas de lo que podría sentir por una manada de animales salvajes o un grupo de reptiles venenosos. Uno no odia a aquellos cuya alma no puede destilar calor espiritual; uno los compadece.
Por tales motivos, para Kaufman solamente había una solución para poner fin a las “constantes agresiones” de tales “bestias asesinas”, y lo podemos leer en el siguiente fragmento de su libro.
Sólo hay una forma de abolir la guerra: imponer una pena de tal magnitud y espantosas consecuencias sobre los pueblos agresores que haga prácticamente imposible para cualquier Nación iniciar una guerra. La guerra debe combatirse no con armas de destructividad cada vez mayor, sino con penas infinitamente más espantosas y peligrosas que la guerra misma.


Con este libro creo sinceramente que haber encontrado tal pena; y al imponerse sobre el pueblo de Alemania, creo que no sólo se eliminará un gran tormento, sino que se le hará un gran bien al mundo.
Previendo que alguien pueda decir que el libro de Kaufman puede estar sacado de contexto, he colocado el siguiente extracto del libro donde se demuestra que para el autor, estaba muy claro la pena que debía ser impuesta sobre la población alemana con las siguientes palabras:

Esta vez Alemania ha forzado una GUERRA TOTAL sobre el mundo. Como resultado, debe estar preparada para pagar una PENA TOTAL. Y hay una, y solamente una, tal Pena Total: ¡Alemania debe perecer para siempre! ¡En realidad, no en suposición!
IMPACTO DEL LIBRO EN ALEMANIA Y ESTADOS UNIDOS
Obviamente, un libro con semejante propuesta, por más que Kaufman no fuera un escritor famoso, debía provocar un gran impacto en la sociedad. En Estados Unidos así como en Alemania, el impacto fue notablemente negativo, pero muy espectacular. Mientras la prensa estadounidense, sobre todo la dirigida por empresarios de origen judío, se encargaba de elogiar el libro, en Alemania, por su parte el doctor Goebbels, ministro de propaganda del III Reich, se encargó de darle gran difusión al llamado “Plan Kaufman”, y de hecho tenía la idea de publicar la traducción integra al alemán, pero no lo hizo por temor a las leyes de Derechos de Autor.
Este hecho es mencionado por fuentes de los Aliados, lo cual resulta muy curioso, puesto que nos hace pensar cómo es que un hombre, pintado —por los pseudo-documentales, la literatura barata de la II Guerra Mundial y las películas de Hollywood— como un maligno personaje, que participó en asesinatos en masa sin temor a dios ni a las leyes humanas contra millones de inocentes, le tenía miedo a las leyes de Derechos de Autor. En estas cosas no se paran a pensar aquellos que repiten como autómatas las historias pre-digeridas de History Channel. Goebbels tuvo que conformarse con publicar partes del libro en un panfleto presentado como “Das Kriegsziel der Weltplutokratie” (Los objetivos de la Plutocracia Mundial).
El cual tenía la siguiente portada y en su interior se podían verse también algunos extractos del libro de Kaufman.
Pero sería descabellado pensar que la publicación del libro en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial no causaría tal reacción en la Alemania Nacionalsocialista, ya que, sin temor a exagerar, fue una provocación que causó daño tanto a los alemanes como a los judíos en Europa. En la portada, Kaufman agregó la frase: “El Libro al que Hitler le Teme”. Pero para echarle más leña a la hoguera, importantes medios de comunicación cometieron la irresponsabilidad de publicar alabanzas al libro y calificando su propuesta de genocidio como una “¡sensacional idea! (sic)”.
Los comentarios aparecieron impresos en la contraportada del libro, en la imagen siguiente podemos diferentes titulares en importantes medios de comunicación de Estados Unidos como: “¡UNA SENSACIONAL IDEA!” del Times Magazine; “UNA PROVOCATIVA TEORÍA INTERESANTEMENTE PRESENTADA” del Washington Post; “UN PLAN PARA LA PAZ PERMANENTE ENTRE LAS NACIONES CIVILIZADAS” del ultra sionista diario The New York Times; y el Philadelphia Records comentó que “FRANCAMENTE PRESENTA EL TEMIBLE TRASFONDO DEL ALMA NAZI”.


Julius Streicher, editor del diario alemán Der Stürmer publicó un artículo donde mencionó que el libro de Kaufman era: «El insano pensamiento del cerebro de un judío demente»
Junto con Streicher, Joseph Goebbels advirtió al pueblo alemán sobre el plan de esterilización masiva propuesto por Kaufman en una transmisión de radio. Acción que fue criticada por los voceros de las potencias vencedoras como “un acto irresponsable de propaganda por parte del III Reich” que endureció la defensa civil del país durante la invasión, y que “terminó causando más muertes de las que debía”, es decir, culparon a las autoridades alemanas de advertir a su población. Habría que preguntarles: Si en pleno conflicto político con Irán, un escritor iraní publicará un libro titulado “¡Estados Unidos Debe Perecer!” o “¡Israel Debe Perecer!” y los principales diarios de la nación persa lo calificaran como “¡Una Sensacional Idea!” ¿Cómo reaccionaría el Presidente, Donald Trump, de Estados Unidos y Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel? No creo que las agencias de noticias estadounidenses e israelíes, acostumbradas a desgarrarse las vestiduras por armas de destrucción masiva falsas, se quedarían tan tranquilos como pretendían que se quedaran las autoridades del III Reich…
Aunque, de hecho, el pueblo de Irán no ha escrito nada similar, pero los estadounidenses e israelíes sí que lo han hecho contra pueblos como el ruso, a quienes de “bárbaros mongoles descendientes del malvado y cruel conquistador Genghis Khan” y “comunistas enemigos de la libertad y la democracia” no bajan; o como con nosotros, los mexicanos, que según el actual Primer Ministro de Israel, para Estados Unidos somos “el equivalente a lo que son los palestinos para los israelíes”, y tomando en cuenta que para los sionistas el Pueblo de Palestina es, según sus propias palabras, una plaga que debería cometer suicidio colectivo, ¿Qué cabe esperar entonces de esta gente?
También: El Verdadero Rostro de los que Mandan

En el caso de Israel no debemos preguntarnos cómo reaccionarían, solamente debemos recordar el caso del canadiense Roy Arthur Topham que publicó una sátira del libro de Kaufman con el título de “¡Israel Must Perish!”, en el que Topham dejó íntegro el texto escrito por Kaufman, lo único que hizo fue reemplazar las palabras “alemán” por “judío”, “Alemania” por “Israel” y “Germanismo” por “Sionismo”, el resultado no le pareció nada simpático a la poderosa Liga Anti Difamación, que ordenó el encarcelamiento de Topham en Canadá y fue acusado de antisemitismo (delito de odio), algo absurdo pues él señor está felizmente casado con una mujer de origen judío. Como lo hemos dicho antes, para la justicia todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros.
Las críticas contra el infame y enfermizo manifiesto anti-germánico no sólo provinieron de parte de las autoridades del III Reich, sino que también de algunos estadounidenses, por ejemplo de el periodista Howard K. Smith, que se encontraba en Alemania y cuando se publicó el libro, él escribió que:
Ningún hombre ha cometido un acto tan irresponsable a la causa por la que su Nación está luchando y sufriendo como Nathan Kaufman. Su panfleto a medio hornear proporcionó a los Nazis una de las mejores piezas de artillería ligera que tienen, ya que, utilizada como la usaron los Nazis, sirvió para reforzar ese terror que obliga a los alemanes que no apoyan a los Nazis, a tener que luchar y morir para que el Nazismo se mantenga vivo
Como mencioné, el panfleto a medio hornear, como lo llama Howard Smith, provocó reacciones violentas contra la comunidad judía en Alemania, un ejemplo de esto fue cuando el 8 de septiembre de 1941 fueron desalojados los judíos de Hannover, y las autoridades locales mencionaron que una de las razones había sido el libro de Kaufman.
A pesar de las críticas por parte de alemanes y estadounidenses, Kaufman siguió su doble juego y respondió altaneramente que:
Este es sólo un endeble pretexto para otra de las crueldades innatas del pueblo alemán… No creo que haya sido mi libro el que provocó esta barbarie. Emplearon todas las posibles crueldades alemanas contra los judíos mucho antes de que se publicara mi libro.
LA TURBULENTA VIDA DE THEODOR N. KAUFMAN
Sobre el autor no se sabe mucho, y lo poco que podemos saber lo describen como un hombre “problemático, delincuente y racista” no sólo contra los alemanes, sino contra el mismo país donde él nació, Estados Unidos.
Se sabe que era hijo de Anton Kaufman, un alemán de origen judío que fue reportero para el diario berlinés Morgen-Zeitung, cuando emigró a Estados Unidos se convirtió en el editor de Detroit Daily Chronicle en 1914, y cuando esa editorial quebró, se mudó a Newark, Nueva Jersey en 1921 y se convirtió en el editor de Newark Jewish Chronicle. Anton Kaufman y su hijo Theodor fueron arrestados por robo de patente en 1934, habían robado a Sandor Alexander Balint de Budapest, la fórmula de un proceso para acelerar el envejecimiento del vino.
Sobre el tema: Los Kaufman son detenidos por robo de patente
A causa de los problemas en la economía mundial que acarreó la Segunda Guerra Mundial, el padre de Kaufman se vio en dificultades económicas por la falta de ingresos publicitarios, esto lo obligó a vender su propia tumba y se suicidó el 1 de enero de 1943 arrojándose por la ventana del octavo piso del Robert Treat Hotel. En esta antigua foto se puede ver a Anton Kaufman fotografiado con su esposa e hijos.

Theodore N. Kaufman nació el 22 de febrero de 1910 en Manhattan, Nueva York, se sabe que en Alemania se le conoció como Theodore “Nathan” Kaufmann, pero en realidad su nombre era Theodore Newman Kaufman, apellido de su madre Fannie Newman. Se convirtió en empresario propietario de una pequeña agencia de publicidad y agencia de boletos en South Orange, Nueva Jersey, ciudad donde también fundó la Argyle Press para publicar sus folletos políticos.
Antes de publicar su más famoso libro “¡Alemania debe Perecer!”,Kaufman hizo otras publicaciones donde parecía demostrar que tenía cierta fijación por la esterilización con fines de genocidio, ya que en 1939, como flamante Presidente de la Federación Estadounidense de la Paz, publicó un panfleto dirigido al Congreso en el que argumentaba que los estadounidenses deberían ser esterilizados para que sus hijos ya no tuvieran que pelear en guerras extranjeras. Dos años después, 1941, escribió y publicó su panfleto contra Alemania.
Antes del suicidio de su padre, también ya era un personaje muy conocido el Padre Charles Edward Coughlin. Sacerdote católico canadiense que se convirtió en un peligro por sus ideas políticas, porque empezó a utilizar la radio como recurso y llegó a una audiencia masiva de 40 millones de escuchas en 1930.
El Padre Coughlin, llegó a manifestar cierta simpatía hacia Mussolini y Hitler, denunciaba la existencia de grandes grupos bancarios y empresariales en los Estados Unidos y los culpaba de las malas condiciones laborales, por esa razón lo acusaron de antisemita. Para 1936, Coughlin exigió al gobierno tomar acción contra la banca y el capitalismo denunciando que eran elementos de un “dominio judaico” sobre la nación y acusó a Roosevelt de estar llevando a los Estados Unidos hacia el “infierno del comunismo”. Quizás el comentario más resonado del Padre fue cuando dijo que Wall Street y el comunismo eran dos rostros del demonio.
En la primera página de la edición del viernes 20 de marzo de 1942 del Jewish Chronicle, Anton Kaufman publicó una crítica contra al padre Coughlin llamándole fanático mientras que al mismo tiempo, ofreció a los suscriptores de su periódico una copia gratuita del libro de su hijo, es decir, ofrecía gratis un libro donde se sugería que los alemanes debían ser esterilizados sistemáticamente como un método para eliminarlos, pero el fanático era el padre Coughlin. La imagen siguiente fue el anuncio del libro gratis de su hijo.

Un año después el padre de Theodor Kaufman, en extrañas circunstancias, se lanzaba de una en el octavo piso de su hotel para quitarse la vida.
DECLARACIONES QUE DEMUESTRAN EL PENSAMIENTO KAUFMAN



Artículos, Investigación y Exposición, 18 de Agosto del 2019
NOTA: Siguiendo la misma linea que marcamos en el artículo Réplica a Angelo Attanasio y la BBC: ¡EL PLAN KALERGI SÍ EXISTE!, en el cual colocamos fotos del libro original Praktischer Idealismus de Kalergi con el objetivo de no ser acusados falsamente de “Tergiversar la Historia”, haremos lo mismo en el presente, además, colocaremos un enlace de descarga de la obra tratada para aquellos interesados en comprobar la veracidad de las citas por sí mismos.Theodor Newman Kaufman
En 1941, antes del ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y por ende antes de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, se publicó un libro titulado “Germany Must Perish” (Alemania Debe Perecer). Fue escrito por un empresario judeo-estadounidense de nombre Theodore N. Kaufman, quién plantea un programa de exterminio contra el pueblo alemán a través de la esterilización masiva. En su libro, Kaufman, compara a los alemanes con bestias salvajes que no merecen compasión, y según él, eliminándolos de la faz de la tierra se le haría un gran bien al mundo y se lograría la paz mundial. Ya que, según él, los alemanes eran causantes del mal y todos los conflictos bélicos de aquel entonces.
La actual guerra no es una guerra contra Adolf Hitler. Tampoco es una guerra contra los Nazis. […] Es una lucha entre la Nación alemana y la humanidad. Hitler no es más culpable por esta guerra alemana de lo que fue el Káiser por la última. Ni Bismarck antes que el Káiser. Estos hombres no originaron ni continuaron las campañas de guerras alemanas contra el mundo. Ellos fueron simplemente espejos reflejando siglos de antigua lujuria innata de la Nación Alemana por la conquista y el asesinato en masa. Esta guerra está siendo librada por el pueblo alemán. Son ellos los responsables. Son ellos a quienes debe hacerse pagar por ésta guerra. De otra forma, siempre habrá una guerra alemana contra el mundo.
Kaufman desarrolla su tesis para el exterminio del pueblo alemán, y la justifica, basándose en un concepto que él denomina “El Alma de Guerra Alemana”, la cual otorgaba a la naturaleza del alemán, una maldad intrínseca que hacía de la guerra y la agresión constante contra sus “amorosos y civilizados” vecinos, una necesidad vital para la existencia de Alemania.
Para el empresario, esos rasgos se encontraban enquistados en lo más profundo del Alma de cada alemán, niño, niña, hombre y mujer, lo cual hacía prácticamente imposible que esa Nación conviviera en paz con el resto del mundo, llegando al grado de compararlos con bestias salvajes sedientas de sangre. Las siguientes imágenes son extractos de la edición de 1941 del libro. (Hemos traducido las partes más significativas)



Podemos remover a un tigre de su entorno natural, su madriguera en la jungla, y con mucha paciencia domesticarlo para que eventualmente responda a nuestras caricias, se alimente de nuestra mano y cumpla nuestras órdenes. Cuanto más consciente se vuelve en respuesta a éste condicionamiento externo, más equivocados estamos al creer que sus días de jungla han sido olvidados.
Este es un engaño fatal. Porque inevitablemente llegará el momento cuando el espíritu dentro del tigre lo impulse nuevamente al uso de sus colmillos y garras. En esa respuesta inexorable a esa irresistible fuerza del alma, el tigre vuelve una vez más a la tradición de la selva. Él se convierte, de nuevo, en un asesino. Y así es con la gente de Alemania. […] Ésta analogía de vincular a la gente de Alemania con una bestia salvaje no es una comparación vulgar. Yo no siento más odio personal por estas personas de lo que podría sentir por una manada de animales salvajes o un grupo de reptiles venenosos. Uno no odia a aquellos cuya alma no puede destilar calor espiritual; uno los compadece.
Por tales motivos, para Kaufman solamente había una solución para poner fin a las “constantes agresiones” de tales “bestias asesinas”, y lo podemos leer en el siguiente fragmento de su libro.

Sólo hay una forma de abolir la guerra: imponer una pena de tal magnitud y espantosas consecuencias sobre los pueblos agresores que haga prácticamente imposible para cualquier Nación iniciar una guerra. La guerra debe combatirse no con armas de destructividad cada vez mayor, sino con penas infinitamente más espantosas y peligrosas que la guerra misma.

Con este libro creo sinceramente que haber encontrado tal pena; y al imponerse sobre el pueblo de Alemania, creo que no sólo se eliminará un gran tormento, sino que se le hará un gran bien al mundo.
Previendo que alguien pueda decir que el libro de Kaufman puede estar sacado de contexto, he colocado el siguiente extracto del libro donde se demuestra que para el autor, estaba muy claro la pena que debía ser impuesta sobre la población alemana con las siguientes palabras:

Esta vez Alemania ha forzado una GUERRA TOTAL sobre el mundo. Como resultado, debe estar preparada para pagar una PENA TOTAL. Y hay una, y solamente una, tal Pena Total: ¡Alemania debe perecer para siempre! ¡En realidad, no en suposición!
IMPACTO DEL LIBRO EN ALEMANIA Y ESTADOS UNIDOS
Obviamente, un libro con semejante propuesta, por más que Kaufman no fuera un escritor famoso, debía provocar un gran impacto en la sociedad. En Estados Unidos así como en Alemania, el impacto fue notablemente negativo, pero muy espectacular. Mientras la prensa estadounidense, sobre todo la dirigida por empresarios de origen judío, se encargaba de elogiar el libro, en Alemania, por su parte el doctor Goebbels, ministro de propaganda del III Reich, se encargó de darle gran difusión al llamado “Plan Kaufman”, y de hecho tenía la idea de publicar la traducción integra al alemán, pero no lo hizo por temor a las leyes de Derechos de Autor.
Este hecho es mencionado por fuentes de los Aliados, lo cual resulta muy curioso, puesto que nos hace pensar cómo es que un hombre, pintado —por los pseudo-documentales, la literatura barata de la II Guerra Mundial y las películas de Hollywood— como un maligno personaje, que participó en asesinatos en masa sin temor a dios ni a las leyes humanas contra millones de inocentes, le tenía miedo a las leyes de Derechos de Autor. En estas cosas no se paran a pensar aquellos que repiten como autómatas las historias pre-digeridas de History Channel. Goebbels tuvo que conformarse con publicar partes del libro en un panfleto presentado como “Das Kriegsziel der Weltplutokratie” (Los objetivos de la Plutocracia Mundial).
El cual tenía la siguiente portada y en su interior se podían verse también algunos extractos del libro de Kaufman.


Pero sería descabellado pensar que la publicación del libro en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial no causaría tal reacción en la Alemania Nacionalsocialista, ya que, sin temor a exagerar, fue una provocación que causó daño tanto a los alemanes como a los judíos en Europa. En la portada, Kaufman agregó la frase: “El Libro al que Hitler le Teme”. Pero para echarle más leña a la hoguera, importantes medios de comunicación cometieron la irresponsabilidad de publicar alabanzas al libro y calificando su propuesta de genocidio como una “¡sensacional idea! (sic)”.
Los comentarios aparecieron impresos en la contraportada del libro, en la imagen siguiente podemos diferentes titulares en importantes medios de comunicación de Estados Unidos como: “¡UNA SENSACIONAL IDEA!” del Times Magazine; “UNA PROVOCATIVA TEORÍA INTERESANTEMENTE PRESENTADA” del Washington Post; “UN PLAN PARA LA PAZ PERMANENTE ENTRE LAS NACIONES CIVILIZADAS” del ultra sionista diario The New York Times; y el Philadelphia Records comentó que “FRANCAMENTE PRESENTA EL TEMIBLE TRASFONDO DEL ALMA NAZI”.

Julius Streicher
Julius Streicher, editor del diario alemán Der Stürmer publicó un artículo donde mencionó que el libro de Kaufman era: «El insano pensamiento del cerebro de un judío demente»
Junto con Streicher, Joseph Goebbels advirtió al pueblo alemán sobre el plan de esterilización masiva propuesto por Kaufman en una transmisión de radio. Acción que fue criticada por los voceros de las potencias vencedoras como “un acto irresponsable de propaganda por parte del III Reich” que endureció la defensa civil del país durante la invasión, y que “terminó causando más muertes de las que debía”, es decir, culparon a las autoridades alemanas de advertir a su población. Habría que preguntarles: Si en pleno conflicto político con Irán, un escritor iraní publicará un libro titulado “¡Estados Unidos Debe Perecer!” o “¡Israel Debe Perecer!” y los principales diarios de la nación persa lo calificaran como “¡Una Sensacional Idea!” ¿Cómo reaccionaría el Presidente, Donald Trump, de Estados Unidos y Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel? No creo que las agencias de noticias estadounidenses e israelíes, acostumbradas a desgarrarse las vestiduras por armas de destrucción masiva falsas, se quedarían tan tranquilos como pretendían que se quedaran las autoridades del III Reich…
Aunque, de hecho, el pueblo de Irán no ha escrito nada similar, pero los estadounidenses e israelíes sí que lo han hecho contra pueblos como el ruso, a quienes de “bárbaros mongoles descendientes del malvado y cruel conquistador Genghis Khan” y “comunistas enemigos de la libertad y la democracia” no bajan; o como con nosotros, los mexicanos, que según el actual Primer Ministro de Israel, para Estados Unidos somos “el equivalente a lo que son los palestinos para los israelíes”, y tomando en cuenta que para los sionistas el Pueblo de Palestina es, según sus propias palabras, una plaga que debería cometer suicidio colectivo, ¿Qué cabe esperar entonces de esta gente?
También: El Verdadero Rostro de los que Mandan

En el caso de Israel no debemos preguntarnos cómo reaccionarían, solamente debemos recordar el caso del canadiense Roy Arthur Topham que publicó una sátira del libro de Kaufman con el título de “¡Israel Must Perish!”, en el que Topham dejó íntegro el texto escrito por Kaufman, lo único que hizo fue reemplazar las palabras “alemán” por “judío”, “Alemania” por “Israel” y “Germanismo” por “Sionismo”, el resultado no le pareció nada simpático a la poderosa Liga Anti Difamación, que ordenó el encarcelamiento de Topham en Canadá y fue acusado de antisemitismo (delito de odio), algo absurdo pues él señor está felizmente casado con una mujer de origen judío. Como lo hemos dicho antes, para la justicia todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros.
Las críticas contra el infame y enfermizo manifiesto anti-germánico no sólo provinieron de parte de las autoridades del III Reich, sino que también de algunos estadounidenses, por ejemplo de el periodista Howard K. Smith, que se encontraba en Alemania y cuando se publicó el libro, él escribió que:
Ningún hombre ha cometido un acto tan irresponsable a la causa por la que su Nación está luchando y sufriendo como Nathan Kaufman. Su panfleto a medio hornear proporcionó a los Nazis una de las mejores piezas de artillería ligera que tienen, ya que, utilizada como la usaron los Nazis, sirvió para reforzar ese terror que obliga a los alemanes que no apoyan a los Nazis, a tener que luchar y morir para que el Nazismo se mantenga vivo
Como mencioné, el panfleto a medio hornear, como lo llama Howard Smith, provocó reacciones violentas contra la comunidad judía en Alemania, un ejemplo de esto fue cuando el 8 de septiembre de 1941 fueron desalojados los judíos de Hannover, y las autoridades locales mencionaron que una de las razones había sido el libro de Kaufman.
A pesar de las críticas por parte de alemanes y estadounidenses, Kaufman siguió su doble juego y respondió altaneramente que:
Este es sólo un endeble pretexto para otra de las crueldades innatas del pueblo alemán… No creo que haya sido mi libro el que provocó esta barbarie. Emplearon todas las posibles crueldades alemanas contra los judíos mucho antes de que se publicara mi libro.
LA TURBULENTA VIDA DE THEODOR N. KAUFMAN
Sobre el autor no se sabe mucho, y lo poco que podemos saber lo describen como un hombre “problemático, delincuente y racista” no sólo contra los alemanes, sino contra el mismo país donde él nació, Estados Unidos.
Se sabe que era hijo de Anton Kaufman, un alemán de origen judío que fue reportero para el diario berlinés Morgen-Zeitung, cuando emigró a Estados Unidos se convirtió en el editor de Detroit Daily Chronicle en 1914, y cuando esa editorial quebró, se mudó a Newark, Nueva Jersey en 1921 y se convirtió en el editor de Newark Jewish Chronicle. Anton Kaufman y su hijo Theodor fueron arrestados por robo de patente en 1934, habían robado a Sandor Alexander Balint de Budapest, la fórmula de un proceso para acelerar el envejecimiento del vino.
Sobre el tema: Los Kaufman son detenidos por robo de patente
A causa de los problemas en la economía mundial que acarreó la Segunda Guerra Mundial, el padre de Kaufman se vio en dificultades económicas por la falta de ingresos publicitarios, esto lo obligó a vender su propia tumba y se suicidó el 1 de enero de 1943 arrojándose por la ventana del octavo piso del Robert Treat Hotel. En esta antigua foto se puede ver a Anton Kaufman fotografiado con su esposa e hijos.

Theodore N. Kaufman nació el 22 de febrero de 1910 en Manhattan, Nueva York, se sabe que en Alemania se le conoció como Theodore “Nathan” Kaufmann, pero en realidad su nombre era Theodore Newman Kaufman, apellido de su madre Fannie Newman. Se convirtió en empresario propietario de una pequeña agencia de publicidad y agencia de boletos en South Orange, Nueva Jersey, ciudad donde también fundó la Argyle Press para publicar sus folletos políticos.
Antes de publicar su más famoso libro “¡Alemania debe Perecer!”,Kaufman hizo otras publicaciones donde parecía demostrar que tenía cierta fijación por la esterilización con fines de genocidio, ya que en 1939, como flamante Presidente de la Federación Estadounidense de la Paz, publicó un panfleto dirigido al Congreso en el que argumentaba que los estadounidenses deberían ser esterilizados para que sus hijos ya no tuvieran que pelear en guerras extranjeras. Dos años después, 1941, escribió y publicó su panfleto contra Alemania.
Antes del suicidio de su padre, también ya era un personaje muy conocido el Padre Charles Edward Coughlin. Sacerdote católico canadiense que se convirtió en un peligro por sus ideas políticas, porque empezó a utilizar la radio como recurso y llegó a una audiencia masiva de 40 millones de escuchas en 1930.
El Padre Coughlin, llegó a manifestar cierta simpatía hacia Mussolini y Hitler, denunciaba la existencia de grandes grupos bancarios y empresariales en los Estados Unidos y los culpaba de las malas condiciones laborales, por esa razón lo acusaron de antisemita. Para 1936, Coughlin exigió al gobierno tomar acción contra la banca y el capitalismo denunciando que eran elementos de un “dominio judaico” sobre la nación y acusó a Roosevelt de estar llevando a los Estados Unidos hacia el “infierno del comunismo”. Quizás el comentario más resonado del Padre fue cuando dijo que Wall Street y el comunismo eran dos rostros del demonio.
En la primera página de la edición del viernes 20 de marzo de 1942 del Jewish Chronicle, Anton Kaufman publicó una crítica contra al padre Coughlin llamándole fanático mientras que al mismo tiempo, ofreció a los suscriptores de su periódico una copia gratuita del libro de su hijo, es decir, ofrecía gratis un libro donde se sugería que los alemanes debían ser esterilizados sistemáticamente como un método para eliminarlos, pero el fanático era el padre Coughlin. La imagen siguiente fue el anuncio del libro gratis de su hijo.¡Deja que tu chico vea por qué está luchando! Él debería conocer el alma nazi. Mándale el libro ¡Alemania Debe Perecer! A la venta en las Naciones más importantes. Quioscos y estaciones de ferrocarril. Edición de bolsillo 25 centavos.
Un año después el padre de Theodor Kaufman, en extrañas circunstancias, se lanzaba de una en el octavo piso de su hotel para quitarse la vida.
DECLARACIONES QUE DEMUESTRAN EL PENSAMIENTO KAUFMAN
Germany Must Perish se publicó el 1 de marzo de 1941 y para el 15 de septiembre Kaufman apareció en la portada del Cumberland Evening Times (MD), donde hizo la siguiente declaración:
Creo que los judíos tienen una misión en la vida. Deben asegurarse de que las naciones del mundo se unan en una gran federación. ‘Union Now’ es el comienzo de esto. Lento pero seguro, el mundo se convertirá en un paraíso. Tendremos paz perpetua. Y los judíos harán todo lo posible para lograr esta confederación, porque tienen mucho que ganar.
Pero ¿cómo se puede lograr la paz si Alemania existe? La única manera de ganar una paz eterna es hacer el castigo de librar una guerra más horrible que la guerra misma. Los seres humanos son penalizados por asesinato, ¿no? Bueno, Alemania comienza todas las guerras de magnitud. ¡Esterilicemos a todos los alemanes y las guerras de dominación mundial llegarán a su fin!
En esas declaraciones de Kaufman se escondía el verdadero objetivo que él designaba para toda la humanidad, la creación de una Confederación Mundial de Naciones que podemos ver descrita en la página 17 de su libro donde podemos leer lo siguiente:

Y también, mientras la guerra persista nunca llegará a existir esa paz mundial de la cual, algún día, nacerá una Confederación Mundial de Naciones. Porque es ésta tal confederación el objetivo fundamental de la raza humana.
Fecha: agosto 18, 2019Autor/a: Samuel Cruz6 Comentarios



Artículos, Investigación y Exposición, 18 de Agosto del 2019
NOTA: Siguiendo la misma linea que marcamos en el artículo Réplica a Angelo Attanasio y la BBC: ¡EL PLAN KALERGI SÍ EXISTE!, en el cual colocamos fotos del libro original Praktischer Idealismus de Kalergi con el objetivo de no ser acusados falsamente de “Tergiversar la Historia”, haremos lo mismo en el presente, además, colocaremos un enlace de descarga de la obra tratada para aquellos interesados en comprobar la veracidad de las citas por sí mismos.Theodor Newman Kaufman
En 1941, antes del ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y por ende antes de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, se publicó un libro titulado “Germany Must Perish” (Alemania Debe Perecer). Fue escrito por un empresario judeo-estadounidense de nombre Theodore N. Kaufman, quién plantea un programa de exterminio contra el pueblo alemán a través de la esterilización masiva. En su libro, Kaufman, compara a los alemanes con bestias salvajes que no merecen compasión, y según él, eliminándolos de la faz de la tierra se le haría un gran bien al mundo y se lograría la paz mundial. Ya que, según él, los alemanes eran causantes del mal y todos los conflictos bélicos de aquel entonces.
La actual guerra no es una guerra contra Adolf Hitler. Tampoco es una guerra contra los Nazis. […] Es una lucha entre la Nación alemana y la humanidad. Hitler no es más culpable por esta guerra alemana de lo que fue el Káiser por la última. Ni Bismarck antes que el Káiser. Estos hombres no originaron ni continuaron las campañas de guerras alemanas contra el mundo. Ellos fueron simplemente espejos reflejando siglos de antigua lujuria innata de la Nación Alemana por la conquista y el asesinato en masa. Esta guerra está siendo librada por el pueblo alemán. Son ellos los responsables. Son ellos a quienes debe hacerse pagar por ésta guerra. De otra forma, siempre habrá una guerra alemana contra el mundo.
Kaufman desarrolla su tesis para el exterminio del pueblo alemán, y la justifica, basándose en un concepto que él denomina “El Alma de Guerra Alemana”, la cual otorgaba a la naturaleza del alemán, una maldad intrínseca que hacía de la guerra y la agresión constante contra sus “amorosos y civilizados” vecinos, una necesidad vital para la existencia de Alemania.
Para el empresario, esos rasgos se encontraban enquistados en lo más profundo del Alma de cada alemán, niño, niña, hombre y mujer, lo cual hacía prácticamente imposible que esa Nación conviviera en paz con el resto del mundo, llegando al grado de compararlos con bestias salvajes sedientas de sangre. Las siguientes imágenes son extractos de la edición de 1941 del libro. (Hemos traducido las partes más significativas)



Podemos remover a un tigre de su entorno natural, su madriguera en la jungla, y con mucha paciencia domesticarlo para que eventualmente responda a nuestras caricias, se alimente de nuestra mano y cumpla nuestras órdenes. Cuanto más consciente se vuelve en respuesta a éste condicionamiento externo, más equivocados estamos al creer que sus días de jungla han sido olvidados.
Este es un engaño fatal. Porque inevitablemente llegará el momento cuando el espíritu dentro del tigre lo impulse nuevamente al uso de sus colmillos y garras. En esa respuesta inexorable a esa irresistible fuerza del alma, el tigre vuelve una vez más a la tradición de la selva. Él se convierte, de nuevo, en un asesino. Y así es con la gente de Alemania. […] Ésta analogía de vincular a la gente de Alemania con una bestia salvaje no es una comparación vulgar. Yo no siento más odio personal por estas personas de lo que podría sentir por una manada de animales salvajes o un grupo de reptiles venenosos. Uno no odia a aquellos cuya alma no puede destilar calor espiritual; uno los compadece.
Por tales motivos, para Kaufman solamente había una solución para poner fin a las “constantes agresiones” de tales “bestias asesinas”, y lo podemos leer en el siguiente fragmento de su libro.

Sólo hay una forma de abolir la guerra: imponer una pena de tal magnitud y espantosas consecuencias sobre los pueblos agresores que haga prácticamente imposible para cualquier Nación iniciar una guerra. La guerra debe combatirse no con armas de destructividad cada vez mayor, sino con penas infinitamente más espantosas y peligrosas que la guerra misma.

Con este libro creo sinceramente que haber encontrado tal pena; y al imponerse sobre el pueblo de Alemania, creo que no sólo se eliminará un gran tormento, sino que se le hará un gran bien al mundo.
Previendo que alguien pueda decir que el libro de Kaufman puede estar sacado de contexto, he colocado el siguiente extracto del libro donde se demuestra que para el autor, estaba muy claro la pena que debía ser impuesta sobre la población alemana con las siguientes palabras:

Esta vez Alemania ha forzado una GUERRA TOTAL sobre el mundo. Como resultado, debe estar preparada para pagar una PENA TOTAL. Y hay una, y solamente una, tal Pena Total: ¡Alemania debe perecer para siempre! ¡En realidad, no en suposición!
IMPACTO DEL LIBRO EN ALEMANIA Y ESTADOS UNIDOS
Obviamente, un libro con semejante propuesta, por más que Kaufman no fuera un escritor famoso, debía provocar un gran impacto en la sociedad. En Estados Unidos así como en Alemania, el impacto fue notablemente negativo, pero muy espectacular. Mientras la prensa estadounidense, sobre todo la dirigida por empresarios de origen judío, se encargaba de elogiar el libro, en Alemania, por su parte el doctor Goebbels, ministro de propaganda del III Reich, se encargó de darle gran difusión al llamado “Plan Kaufman”, y de hecho tenía la idea de publicar la traducción integra al alemán, pero no lo hizo por temor a las leyes de Derechos de Autor.
Este hecho es mencionado por fuentes de los Aliados, lo cual resulta muy curioso, puesto que nos hace pensar cómo es que un hombre, pintado —por los pseudo-documentales, la literatura barata de la II Guerra Mundial y las películas de Hollywood— como un maligno personaje, que participó en asesinatos en masa sin temor a dios ni a las leyes humanas contra millones de inocentes, le tenía miedo a las leyes de Derechos de Autor. En estas cosas no se paran a pensar aquellos que repiten como autómatas las historias pre-digeridas de History Channel. Goebbels tuvo que conformarse con publicar partes del libro en un panfleto presentado como “Das Kriegsziel der Weltplutokratie” (Los objetivos de la Plutocracia Mundial).
El cual tenía la siguiente portada y en su interior se podían verse también algunos extractos del libro de Kaufman.


Pero sería descabellado pensar que la publicación del libro en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial no causaría tal reacción en la Alemania Nacionalsocialista, ya que, sin temor a exagerar, fue una provocación que causó daño tanto a los alemanes como a los judíos en Europa. En la portada, Kaufman agregó la frase: “El Libro al que Hitler le Teme”. Pero para echarle más leña a la hoguera, importantes medios de comunicación cometieron la irresponsabilidad de publicar alabanzas al libro y calificando su propuesta de genocidio como una “¡sensacional idea! (sic)”.
Los comentarios aparecieron impresos en la contraportada del libro, en la imagen siguiente podemos diferentes titulares en importantes medios de comunicación de Estados Unidos como: “¡UNA SENSACIONAL IDEA!” del Times Magazine; “UNA PROVOCATIVA TEORÍA INTERESANTEMENTE PRESENTADA” del Washington Post; “UN PLAN PARA LA PAZ PERMANENTE ENTRE LAS NACIONES CIVILIZADAS” del ultra sionista diario The New York Times; y el Philadelphia Records comentó que “FRANCAMENTE PRESENTA EL TEMIBLE TRASFONDO DEL ALMA NAZI”.

Julius Streicher
Julius Streicher, editor del diario alemán Der Stürmer publicó un artículo donde mencionó que el libro de Kaufman era: «El insano pensamiento del cerebro de un judío demente»
Junto con Streicher, Joseph Goebbels advirtió al pueblo alemán sobre el plan de esterilización masiva propuesto por Kaufman en una transmisión de radio. Acción que fue criticada por los voceros de las potencias vencedoras como “un acto irresponsable de propaganda por parte del III Reich” que endureció la defensa civil del país durante la invasión, y que “terminó causando más muertes de las que debía”, es decir, culparon a las autoridades alemanas de advertir a su población. Habría que preguntarles: Si en pleno conflicto político con Irán, un escritor iraní publicará un libro titulado “¡Estados Unidos Debe Perecer!” o “¡Israel Debe Perecer!” y los principales diarios de la nación persa lo calificaran como “¡Una Sensacional Idea!” ¿Cómo reaccionaría el Presidente, Donald Trump, de Estados Unidos y Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel? No creo que las agencias de noticias estadounidenses e israelíes, acostumbradas a desgarrarse las vestiduras por armas de destrucción masiva falsas, se quedarían tan tranquilos como pretendían que se quedaran las autoridades del III Reich…
Aunque, de hecho, el pueblo de Irán no ha escrito nada similar, pero los estadounidenses e israelíes sí que lo han hecho contra pueblos como el ruso, a quienes de “bárbaros mongoles descendientes del malvado y cruel conquistador Genghis Khan” y “comunistas enemigos de la libertad y la democracia” no bajan; o como con nosotros, los mexicanos, que según el actual Primer Ministro de Israel, para Estados Unidos somos “el equivalente a lo que son los palestinos para los israelíes”, y tomando en cuenta que para los sionistas el Pueblo de Palestina es, según sus propias palabras, una plaga que debería cometer suicidio colectivo, ¿Qué cabe esperar entonces de esta gente?
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En el caso de Israel no debemos preguntarnos cómo reaccionarían, solamente debemos recordar el caso del canadiense Roy Arthur Topham que publicó una sátira del libro de Kaufman con el título de “¡Israel Must Perish!”, en el que Topham dejó íntegro el texto escrito por Kaufman, lo único que hizo fue reemplazar las palabras “alemán” por “judío”, “Alemania” por “Israel” y “Germanismo” por “Sionismo”, el resultado no le pareció nada simpático a la poderosa Liga Anti Difamación, que ordenó el encarcelamiento de Topham en Canadá y fue acusado de antisemitismo (delito de odio), algo absurdo pues él señor está felizmente casado con una mujer de origen judío. Como lo hemos dicho antes, para la justicia todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros.
Las críticas contra el infame y enfermizo manifiesto anti-germánico no sólo provinieron de parte de las autoridades del III Reich, sino que también de algunos estadounidenses, por ejemplo de el periodista Howard K. Smith, que se encontraba en Alemania y cuando se publicó el libro, él escribió que:
Ningún hombre ha cometido un acto tan irresponsable a la causa por la que su Nación está luchando y sufriendo como Nathan Kaufman. Su panfleto a medio hornear proporcionó a los Nazis una de las mejores piezas de artillería ligera que tienen, ya que, utilizada como la usaron los Nazis, sirvió para reforzar ese terror que obliga a los alemanes que no apoyan a los Nazis, a tener que luchar y morir para que el Nazismo se mantenga vivo
Como mencioné, el panfleto a medio hornear, como lo llama Howard Smith, provocó reacciones violentas contra la comunidad judía en Alemania, un ejemplo de esto fue cuando el 8 de septiembre de 1941 fueron desalojados los judíos de Hannover, y las autoridades locales mencionaron que una de las razones había sido el libro de Kaufman.
A pesar de las críticas por parte de alemanes y estadounidenses, Kaufman siguió su doble juego y respondió altaneramente que:
Este es sólo un endeble pretexto para otra de las crueldades innatas del pueblo alemán… No creo que haya sido mi libro el que provocó esta barbarie. Emplearon todas las posibles crueldades alemanas contra los judíos mucho antes de que se publicara mi libro.
LA TURBULENTA VIDA DE THEODOR N. KAUFMAN
Sobre el autor no se sabe mucho, y lo poco que podemos saber lo describen como un hombre “problemático, delincuente y racista” no sólo contra los alemanes, sino contra el mismo país donde él nació, Estados Unidos.
Se sabe que era hijo de Anton Kaufman, un alemán de origen judío que fue reportero para el diario berlinés Morgen-Zeitung, cuando emigró a Estados Unidos se convirtió en el editor de Detroit Daily Chronicle en 1914, y cuando esa editorial quebró, se mudó a Newark, Nueva Jersey en 1921 y se convirtió en el editor de Newark Jewish Chronicle. Anton Kaufman y su hijo Theodor fueron arrestados por robo de patente en 1934, habían robado a Sandor Alexander Balint de Budapest, la fórmula de un proceso para acelerar el envejecimiento del vino.
Sobre el tema: Los Kaufman son detenidos por robo de patente
A causa de los problemas en la economía mundial que acarreó la Segunda Guerra Mundial, el padre de Kaufman se vio en dificultades económicas por la falta de ingresos publicitarios, esto lo obligó a vender su propia tumba y se suicidó el 1 de enero de 1943 arrojándose por la ventana del octavo piso del Robert Treat Hotel. En esta antigua foto se puede ver a Anton Kaufman fotografiado con su esposa e hijos.

Theodore N. Kaufman nació el 22 de febrero de 1910 en Manhattan, Nueva York, se sabe que en Alemania se le conoció como Theodore “Nathan” Kaufmann, pero en realidad su nombre era Theodore Newman Kaufman, apellido de su madre Fannie Newman. Se convirtió en empresario propietario de una pequeña agencia de publicidad y agencia de boletos en South Orange, Nueva Jersey, ciudad donde también fundó la Argyle Press para publicar sus folletos políticos.
Antes de publicar su más famoso libro “¡Alemania debe Perecer!”,Kaufman hizo otras publicaciones donde parecía demostrar que tenía cierta fijación por la esterilización con fines de genocidio, ya que en 1939, como flamante Presidente de la Federación Estadounidense de la Paz, publicó un panfleto dirigido al Congreso en el que argumentaba que los estadounidenses deberían ser esterilizados para que sus hijos ya no tuvieran que pelear en guerras extranjeras. Dos años después, 1941, escribió y publicó su panfleto contra Alemania.
Antes del suicidio de su padre, también ya era un personaje muy conocido el Padre Charles Edward Coughlin. Sacerdote católico canadiense que se convirtió en un peligro por sus ideas políticas, porque empezó a utilizar la radio como recurso y llegó a una audiencia masiva de 40 millones de escuchas en 1930.
El Padre Coughlin, llegó a manifestar cierta simpatía hacia Mussolini y Hitler, denunciaba la existencia de grandes grupos bancarios y empresariales en los Estados Unidos y los culpaba de las malas condiciones laborales, por esa razón lo acusaron de antisemita. Para 1936, Coughlin exigió al gobierno tomar acción contra la banca y el capitalismo denunciando que eran elementos de un “dominio judaico” sobre la nación y acusó a Roosevelt de estar llevando a los Estados Unidos hacia el “infierno del comunismo”. Quizás el comentario más resonado del Padre fue cuando dijo que Wall Street y el comunismo eran dos rostros del demonio.
En la primera página de la edición del viernes 20 de marzo de 1942 del Jewish Chronicle, Anton Kaufman publicó una crítica contra al padre Coughlin llamándole fanático mientras que al mismo tiempo, ofreció a los suscriptores de su periódico una copia gratuita del libro de su hijo, es decir, ofrecía gratis un libro donde se sugería que los alemanes debían ser esterilizados sistemáticamente como un método para eliminarlos, pero el fanático era el padre Coughlin. La imagen siguiente fue el anuncio del libro gratis de su hijo.¡Deja que tu chico vea por qué está luchando! Él debería conocer el alma nazi. Mándale el libro ¡Alemania Debe Perecer! A la venta en las Naciones más importantes. Quioscos y estaciones de ferrocarril. Edición de bolsillo 25 centavos.
Un año después el padre de Theodor Kaufman, en extrañas circunstancias, se lanzaba de una en el octavo piso de su hotel para quitarse la vida.
DECLARACIONES QUE DEMUESTRAN EL PENSAMIENTO KAUFMAN
Germany Must Perish se publicó el 1 de marzo de 1941 y para el 15 de septiembre Kaufman apareció en la portada del Cumberland Evening Times (MD), donde hizo la siguiente declaración:
Creo que los judíos tienen una misión en la vida. Deben asegurarse de que las naciones del mundo se unan en una gran federación. ‘Union Now’ es el comienzo de esto. Lento pero seguro, el mundo se convertirá en un paraíso. Tendremos paz perpetua. Y los judíos harán todo lo posible para lograr esta confederación, porque tienen mucho que ganar.
Pero ¿cómo se puede lograr la paz si Alemania existe? La única manera de ganar una paz eterna es hacer el castigo de librar una guerra más horrible que la guerra misma. Los seres humanos son penalizados por asesinato, ¿no? Bueno, Alemania comienza todas las guerras de magnitud. ¡Esterilicemos a todos los alemanes y las guerras de dominación mundial llegarán a su fin!
En esas declaraciones de Kaufman se escondía el verdadero objetivo que él designaba para toda la humanidad, la creación de una Confederación Mundial de Naciones que podemos ver descrita en la página 17 de su libro donde podemos leer lo siguiente:

Y también, mientras la guerra persista nunca llegará a existir esa paz mundial de la cual, algún día, nacerá una Confederación Mundial de Naciones. Porque es ésta tal confederación el objetivo fundamental de la raza humana.
Sin dudas, buscar la paz mundial es un objetivo muy noble por parte de Kaufman y lo que el llamó “La misión de los judíos” pero, ¿Se puede lograr la paz exterminando a todo un pueblo? Los antiguos pueblos hebreos, según lo narra la propia Biblia, exterminaron a pueblos enteros con un propósito similar, así lo podemos leer en Samuel 15:2-3:
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. 3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
¡Ni los animales eran dejados vivos!. Y de acuerdo a la realidad que podemos ver en pleno desarrollo del conflicto en la Palestina Ocupada, queda en evidencia que la violencia desmedida e irracional contra un pueblo o varios no logró en el pasado, ni logrará en el presente, una verdadera paz mundial, sino que engendra todo lo contrario. Aún así Kaufman creía firmemente que había encontrado el camino al éxito allí donde sus antepasados bíblicos habían fallado. El propio Kaufman lo dice:
Como la guerra engendra guerra, la supresión engendra rebelión. Se desarrollarían horrores inimaginables.

Así encontramos que no hay curso medio; ni acto de mediación, ni compromiso por hacer, ni intercambio político o económico por ser considerado. En resumidas cuentas, no hay otra solución, excepto una: ¡Que Alemania debe perecer para siempre de esta tierra!
Era lógico que La solución Final propuesta por Kaufman provocara una reacción violenta por parte del Nacionalsocialismo Histórico, así como la Liga Anti Difamación reaccionó violentamente contra Roy Arthur Topham por su sátira de Israel Must Perish, o como arruinó la carrera de Norman Finkelstein por su libro La Industria del Holocausto, o así como la Organización de Defensa Judía puso un precio 25 mil dólares a la cabeza de su compatriota judío David Cole, ahora conocido como David Stein, por sus declaraciones y documentales problemáticos sobre el llamado holocausto.
De la misma forma, los alemanes de 1930 reaccionaron como las organizaciones israelíes reaccionan hoy en pleno 2019, en la época de la libertad de expresión y donde abundan tantos Derechos Humanos hasta para tirar para arriba, menos para los que digan cosas que van en contra de la opinión pública mayoritaria, que se puede espantar si uno comenta sobre el libro Alemania Debe Morir, pero no se espantan por los niños reventados en un autobús escolar en Palestina, que se pueden dislocar el brazo persignándose con violenta devoción al escuchar sobre el racismo de los alemanes Nacionalsocialistas, pero al mismo tiempo hacen gala de un racismo legal al decir que un sudamericano no hubiese durado ni cinco minutos en la Alemania de los años 30.
¿Qué hace al racismo de los ganadores ser mejor, o más aceptable que el racismo de los Nacionalsocialistas?
Elisabeth Noelle-Neumann nos dejó una pista para entender esto en su trabajo La Espiral del Silencio, que fue magistralmente resumida por Pablo Dáboli en su programa LA BRÚJULA, transmitido por TLV1 titulado Programa N°12 – “La teoría de la espiral del silencio: prohibido disentir” TLV1 , donde mencionó:
Entre las distintas ideas que barajan y forman parte del itinerario intelectual de Neumann está la idea de que las ideas vencedoras en general, adquieren poder por ser vencedoras independientemente de que sean ciertas o buenas ideas.
Así pues, por más que resulte chocante para muchas personas que creen firmemente que “los buenos ganaron la guerra”, la triste realidad es que el racismo de los Aliados triunfó sobre el racismo de las Potencias del Eje, y por eso, hoy en día es políticamente correcto. O como diría el desaparecido Gerd Honsik, es un “Racismo Legal”.Articulo redactado y recopilado por Sac de Muñoz, parte de este artículo viene contenido en el último lanzamiento de Ediciones Boca del Lobo ALEMANIA DEBE PERECER Y LOS OBJETIVOS DE LA PLUTOCRACIA MUNDIAL, traducido y comentado por nuestro colaborador y revisionista Sac de Muñoz . Gracias a todos nuestros seguidores y afines de nuestro trabajo revisionista artesanal e independiente

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